Quiero pasar horas hablando sin parar hasta ser uno,
después,
quedarme en silencio.
después,
quedarme en silencio.
Esa casa debe ser increíble para ello. Es un sitio en el que me gustaría estar nada más que mirando. Sin hablar, en silencio. Con toda esa luz que entra, telas, cojines, mamotretos varios. Todo el desorden acogedor que reina; suyo, desorden vacío de vacíos.
Sólo sentarme y desnudarnos el alma. Poco a poco. A veces con más ahínco, otras con más sigilo.
Olvidar la piel
pero dejarla también.
Olvidar la piel
pero dejarla también.
Fotografía: Vladimir Longauer
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