Tres bien mon amour. Tres, tres, bien.
Tengo la panza ligeramente hinchada y sospecho que es por la cantidad de cebada que he ingerido en los últimos días. Es curios(c)a esta sensación. Es como sentir una mezcla entre piel, aire y unos flotis en la zona abdominal que te incordian sutilmente a la ahora de sentarte. Oye, que en el mar seguro que ya no tengo ni necesidad de nadar. Pero eh, eh! monada! Sabes que no te pertenecen. Que ayer te los trajeron de visita (provisional, esperemos) el camión de cerveza que te metiste en tu metro 50, honey. Que no te mortificas, también es verdad, para qué engañarnos, que realmente te vale un apio. Pero que no puedes abusar, pequeñina. Que ahora mismo no sabes muy bien cómo te vas a deshacer de este trozo de piel, alimentada también, todo sea dicho, por la fuerte dieta rica en hidratos de carbono que llevas teniendo desde que en tu casa no para de haber visitas.
Bueno, bueno, y qué me dices de tu espontánea cena anti crisis que te aventaste ayer, chiquitina: empanadilla de paqui (de verduras, eso sí) acompañanda de una bolsa de paptatas lays y dos chupitos de tequila. Ayy, qué placer.
Lools, pequeño ser, tienes 6 días para hacer dieta, que el martes en La Coronela hay tacos a 1 euro y micheladas a 2. Tranquila, tiempo suficiente para recuperarte y prepararte para el atascón!
Vasssssss, mi reina, vas, a curtir el estomaguito con La Cumbia de los Aburridos de fondo.
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