7 Aug 2011

sleepless

El aire del ventilador hace mover las hojas de un cuaderno abierto sobre la mesa tras tres segundos de haber hecho el mismo recorrido. Las hojas se mueven, cada vez, produciendo el mismo sonido. Y se alegran, otra vez, por su llegada. Parecen decirle hola inagotablemente y se agitan exaltadas con ingenua y renovada ilusión.
Son como un pez. Cada tres segundos lo intentan.
Qué rápido se recuperan del desalentador fracaso, qué fascinante y pasmosa capacidad.
Yo cada tres segundos lo pienso.
Lo mismo.
Vaya bucle dictatorial se ha instaurado en éste triángulo.
Qué horror.

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