15 Dec 2009

En éxtasis con Morfeo.

Día extraño, si.
Me coloqué en posición estratégica. Tediosa vuelta a casa.
Cuando el metro saliera, el sol me daría directo en los ojos. Me hizo cerrarlos.
Cuando llegué no tenía hambre (mi mastodóntico estomago se sorprendió), comí rápido y al acabar no busqué mi cama.
Me senté en una silla del salón y me entretuve lentamente con cualquier tontería que estaba enfrente. En ese estado pasaron varias horas.

Ya bien entrada la tarde los libros de texto empezaron a hacerme ojitos desde la mesa. Me paré, pasé por su lado y agarré el almohadón blanco más grande que encontré.
Adiós libros.
Lo planté en un sillón, encendí el arbolito y, sin ningún tipo de remordimiento, me quedé dormida con la empalagosa música navideña como banda sonora.

Dormí, dormí, dormí, dormí.
Seguí durmiendo como no lo había hecho en mi vida.
Sonó la alarma más de cuatro veces: a la cuarta decidí apagar el móvil.
Abracé la almohada, me tapé con una toalla y las luces del tintineante arbolito poco a poco se empezaron a hacer chiquitas y borrososas.

Enterrada en aquellos mundos me liberé -por algún lado tenía que sacarlo...-
A lo que ella respecta, no hubo manera de retenerla: sí, mi conciencia me delató.
Mi realidad se vio plasmada en una serie de sueños que parecieron haber sido elegidos estrategica y minuciosamente para después ser retransmitidos en mi diminuto cerebro.

Abrí los ojos.
Navidad, navidad, navidad, Chocapic.
Me paré por un enorme tazón de Chocapic.
Mientras servía la leche, me dedicaba a intentar repasar mentalmente la saga de sueños derramados en mí.
Una sensación un tanto desagradable me invadió de pronto; no era bonita, no, y desconocida tampoco.

Me di cuenta: quizás no quiero tanto aquello que tanto quiero.
Y no es que no me va a hacer bien tenerlo, es que me va hacer bien no tenerlo.

De verdad, todo un alivio saberlo.



1 comment:

Anonymous said...

Luloca, me he vuelto "fanss" de tu blog, espero con ansia el siguiente...