Caluroso y lánguido
Todo esto es muy bonito y obsceno a la vez, me dijo con desdén y se restregó los ojos como si en realidad no le importara demasiado lo que acababa de decir.
A mi me dolió. Me dolió lo de bonito.
Tu sé obscena, Chelito,
ai que luego se vaya
me aconsejó con los parpados a medio toldo el reloj mientras marcaba preciso las cuatro y cinco durante una atorrante tarde de verano.
No comments:
Post a Comment