3 Feb 2010

Pero si siempre has estado aquí, amor mio.


Iba en el Metro y vi, entreasomandose timida y burdamente, un pequeño dedo apepinado y feo. Subí la mirada para ver el rostro de la portadora de aquel deshuesado ser..

Sin duda sé que se sentía identificada: su dedo gordo del pie era idéntico a su cara.
Se sentía tranquila, se le notaba. Si no encontraba a su ansiada media naranja ya sabía que hubo alguien (o algo) que se hizo para ella y como ella.


Me encantaría haber podido hacer la foto de ambos (dedo y dueña) pero, no sé, probablemente se habría sentido ofendida..

Ah, y no, los de la foto no son los mios.

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